ARTÍCULO DE OPINIÓN.

PARA REFLEXIONAR...

“Mucha gente alrededor del mundo sufre de una variedad de privación de sus libertades. Hambrunas continúan teniendo lugar en regiones particulares, negando a millones el derecho de básico de sobrevivir. Inclusive en aquellos países que ya no son constantemente afectados por estas hambrunas, la desnutrición afecta un gran número de seres humanos. Asimismo, un gran número de gente tiene poco acceso a la asistencia médica, a instalaciones higiénicas o a agua potable, y pasan sus vidas luchando contra mortalidad innecesaria, y constantemente sucumben a muertes prematuras.” (p. 15) Sen Amartya, “Desarrollo y Libertad”

En un mundo dividido por circunstancias sociales, económicas, políticas y tecnológicas, en medio de discriminaciones por motivos religiosos y raciales, frente a todas las formas de desprecio o rechazo por la manera de pensar o por la inclinación sexual; la iglesia invita a realizar la fraternidad que tiene como fundamento a Dios, padre de todos los hombres, y que consolida el diálogo sincero.  

La evangelización y el servicio a los pobres es tarea prioritaria de la iglesia y ella no se ha cansado ni un momento de invitar a los cristianos a acercarse a los más necesitados y de hacer efectiva esta invitación en el compromiso con los más pobres de la tierra, con responsabilidad, respeto, concordia, integridad y mutua estima. La Iglesia desde sus inicios siempre ha tenido en cuenta a los más pobres, ya que Jesús, nuestro Maestro de maestros, siempre acogía a los huérfanos, a las viudas, a los enfermos, a los méndigos, a los más débiles y les brindaba todo su amor. En continuidad con la Sagrada Escritura, la Iglesia de todos los tiempos no ha cesado un momento en acoger a los pobres y en invitar a los cristianos a acercarse a los más necesitados y de hacer efectiva esta invitación en el compromiso con los más pobres de la tierra.  Donde la pobreza inhumana azota a la inmensa mayoría de sus habitantes, los obispos hicieron, para la iglesia una opción de preferencia por los pobres, donde por medio de documentos como los de Puebla, la civilización del amor, las encíclicas y demás comunicados, demuestran su compromiso, su interés, su importancia y su preferencia por los pobres.

La evangelización y el servicio a los pobres es tarea prioritaria de todos, debemos ayudar a mitigar el dolor, a saciar el hambre, a remediar las más duras miserias de nuestros hermanos y a mostrarles por medio de nuestro servicio que Dios los ama y que en ellos está presente Cristo, que quiso ser reconocido en los más necesitados. (De un discurso de Juan Pablo II en Cartagena).

La exigencia de ayuda a los pobres está escrita en las páginas de la Biblia, donde la pobreza es siempre considerada como un mal, como un hecho doloroso, que tiene como causa una relación de injusticia, y como consecuencia una mayor injusticia: El encubrimiento de los poderosos y la humillación de los desvalidos. Y por eso la pobreza  y la miseria no responden a la voluntad de Dios, los seres humanos estamos en la obligación de corregirlas mediante la oración, la caridad, la solidaridad, la integración y el amor.  La condición inferior de los pobres y de los humildes es interpretada como un ataque a la solidaridad del pueblo de Dios.

La iglesia se prepara cada día para mejorar su misión a través de los tiempos, generación tras generación, integra a todas las personas, acoge las nuevas tecnologías de información y comunicación, para hacer misión y llegar a todos los rincones del mundo. Es incluyente y tiene principios muy claros, de ella se derivan funciones, luces y energías que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina.

Nosotros desde nuestro catolicismo debemos acoger las enseñanzas de la Iglesia, asumiendo la defensa de los pobres, denunciando todas las formas de opresión presentes, los impuestos e intereses asfixiantes, el comercio fraudulento, el acaparamiento de tierras, el desplazamiento forzoso, la violencia implícita en toda injusticia. La invitación es acercarnos a ellos, solidarizarnos con sus necesidades y ayudarles a buscar solución, es una misión de TODOS.


Ana Lucia Gutiérrez Ardila
Estudiante de Comunicación Social.
Universidad Católica del Norte.
Santa Rosa de Osos. 


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